Surreal sculptures by Francesca Dalla Benetta

Errores y accidentes felices: cuando el material decide por ti

Errores y accidentes felices: cuando el material decide por ti

Si algo he aprendido en mi trayectoria como escultora es que la materia nunca es completamente dócil. La resina se escurre, el bronce burbujea, las formas cambian cuando menos lo espero. Pero lejos de ser un obstáculo, estos accidentes se han convertido en parte esencial de mi proceso creativo. En mi estudio, la lucha entre control y caos es constante, y en esa fricción surgen hallazgos inesperados, momentos en los que la escultura parece tener voluntad propia.

Cuando la resina decide por ti

Trabajar con resina es como dialogar con una entidad caprichosa: fluye, se filtra por donde quiere y, a veces, endurece antes de lo previsto. Al principio, estos imprevistos me frustraban, pero pronto entendí que el error podía ser una herramienta creativa. Recuerdo una pieza en la que el pigmento no se mezcló como esperaba, creando vetas irregulares. En lugar de desecharla, me detuve a observar y comprendí que el efecto añadía una profundidad inesperada a la obra. 

El bronce y su carácter indomable

El bronce, por otro lado, es menos flexible pero igualmente impredecible. En el proceso de fundición, el metal caliente reacciona con el aire y la cera, creando texturas y burbujas que no siempre son bienvenidas. Sin embargo, algunas de mis piezas más expresivas han surgido de estos accidentes. Un fallo en el moldeo puede dejar un borde áspero o una forma incompleta, pero en lugar de corregirlo, muchas veces decido integrarlo, resaltando la belleza de lo inacabado.

Uno de mis momentos más reveladores ocurrió cuando una figura sufrió una fractura en el desmolde. Lo que parecía un desastre absoluto terminó dándole un nuevo sentido a la obra: en lugar de restaurarla, dejé que la fisura formara parte del discurso. La fragilidad y la imperfección son, después de todo, parte de la naturaleza humana.

Aceptar lo inesperado: un manifiesto artístico

Para mí, es fundamental dejar espacio para lo imprevisto. La obsesión por la perfección puede ahogar la vitalidad de una obra, mientras que el error, si se abraza con inteligencia, puede abrir caminos insospechados. La escultura es un proceso de negociación entre la idea inicial y lo que el material permite. Al soltar el control absoluto, permito que la obra respire y cobre vida propia. Si eres escultor o trabajas con materiales en constante transformación, te invito a mirar los errores con otros ojos. Pregúntate: ¿qué está tratando de decirte el material? ¿Cómo puedes colaborar con el accidente en lugar de combatirlo? A veces, los mejores descubrimientos surgen cuando dejamos que la materia hable.

Las esculturas más interesantes no son aquellas donde todo salió según lo planeado, sino aquellas donde el azar jugó su papel. Aprender a escuchar a la materia, aceptar sus caprichos y convertir los accidentes en oportunidades es un arte en sí mismo.

 

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